Mi viaje de becario de Vidyo a guerrero y las 8.000 millas que hay entre medias

2 de julio de 2018
  por Equipo del blog

Hace poco alguien me llamó guerrero y me hizo pensar en lo lejos que he llegado. Mi viaje de 8.000 millas desde la India hasta Estados Unidos ha sido un reto, y es uno al que muchos otros se han enfrentado. Por eso he decidido escribirlo todo y compartirlo con ustedes.

Empezó cuando decidí hacer las maletas y dejar atrás mi hogar en la India. Necesitaba ver el mundo con mis propios ojos. Siempre supe que tendría que salir de mi zona de confort si quería seguir mis sueños. Siendo Estados Unidos el país de los sueños, venir aquí era la decisión obvia. Vine con el simple propósito de aprender y crecer, y empecé por cursar un máster en sistemas de información en el Stevens Institute of Technology de Hoboken, Nueva Jersey. Por el camino tuve la oportunidad de desarrollar una nueva comprensión de quién soy como persona e individuo fuera de mi tierra natal, armado con mi propia personalidad, mi propio estilo de vida y mi propia manera de presentarme a gente nueva en un lugar nuevo.

Mi primer y más difícil reto fue aceptar la independencia. Desde el cambio cultural a la presión profesional, pasando por el concepto general de seguridad y supervivencia, todo se reducía a las etapas de un viaje migratorio. La curva de mi experiencia empezó en ascenso, en la que exploraba mi vida en un nuevo país. Sin embargo, tras unos días de exploración, llegó el choque cultural y mi tranquilidad y felicidad disminuyeron drásticamente. Me encontré aislada del mundo que me rodeaba. A menudo me decían que salir de tu nivel de serenidad es realmente difícil. Aunque la idea de perseguir mis sueños me parecía hermosa desde la distancia, afrontarla en la realidad fue una experiencia muy dura. Me costó mucho dar el salto y alejarme de mi familia y de mi zona de confort por primera vez.

Las cosas empezaron a mejorar cuando encontré mi camino en la industria tecnológica a través del programa de prácticas de verano de Vidyo. Después de cursar dos semestres de mi máster, empecé a trabajar, a aprender la cultura laboral y, en última instancia, a ser económicamente independiente y estable. Me sentí muy liberada, pues ya no dependía de mis padres en la India para mantenerme.

Vidyo me dio la oportunidad de hacer prácticas y también me aportó toda una vida de experiencia. Mi mentor de entonces me ayudó a prosperar. No sólo me orientó desde el punto de vista profesional, sino que también compartió sus experiencias personales, que me llevaron a reflexionar sobre mis propias luchas y objetivos.Aunque mi carrera está aún en sus inicios, es estupendo aprender de personas de mi entorno que llevan trabajando tantos años como mi mentor. He crecido como persona independiente y eso es algo que nadie me puede quitar. Gran parte de ello se lo debo a la oportunidad que me ha brindado Vidyo. Interactuar con personas de diferentes culturas, diferentes orígenes y diferentes experiencias me ha permitido crecer, tanto profesional como personalmente.

Ahora estoy en una fase en la que las cosas mejoran constantemente. Las cosas están empezando a moverse un poco más rápido ya que ahora estoy al final de mi carrera universitaria. He terminado mi máster y he continuado mi viaje con Vidyo. Hoy tengo más confianza en mí misma y soy más independiente de lo que nunca fui en mi país. Para mí, ese es uno de mis mayores logros.

Mientras yo describía mi experiencia hasta ahora por fases, uno de mis compañeros la calificó de "viaje". Me dio una inmensa alegría cuando, a pesar de ser mi superior, me dijo que quería aprender de mi corto viaje.

Una cosa que me gustaría decir a todos los becarios que se incorporan a Vidyo este año es que mantengan siempre la mente abierta: nunca se sabe lo que puede estar esperándote al otro lado de la puerta adecuada. Al fin y al cabo, cada situación tiene el potencial de pasar de algo pequeño a algo inimaginable.

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