El trágico tiroteo de este mes en Oregón ha reavivado el debate sobre las enfermedades mentales, cómo se abordan y cómo se tratan. Desde entonces, los medios de comunicación, desde la CNN hasta la HBO, han debatido ampliamente el tema. Una cosa ha quedado muy clara: es crucial mejorar el acceso al tratamiento.

Nuestro sistema sanitario ha experimentado cambios drásticos y radicales en los últimos años; uno de ellos, en 2014, fue la adopción de una política de telemedicina que ayuda a fomentar las interacciones por vídeo, cómodas y clínicamente significativas, entre médicos y pacientes.

La telemedicina o atención virtual es una práctica con la que estamos familiarizados y en la que estamos muy interesados aquí en Vidyo. El campo de la salud conductual fue uno de los primeros en adoptar las prácticas de telemedicina y, como tal, existen resultados bien documentados del tratamiento basado en la telemedicina, a menudo denominado salud mental.

En Estados Unidos, el acceso a la atención sanitaria del comportamiento suele ser más difícil que a otros servicios sanitarios, debido a factores como la escasez de proveedores cualificados de salud mental y los límites de cobertura de los pagadores públicos y privados. Según el Departamento de Recursos y Servicios Sanitarios del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales de EE.UU., casi 80 millones de estadounidenses viven en una zona de escasez de profesionales de salud mental.1. Esto incluye a las comunidades rurales y entornos urbanos, donde el coste, el transporte y el tiempo impiden que la gente busque atención. A ello se suman los estigmas y sentimientos de vergüenza que impiden que los pacientes busquen tratamiento y reducen la probabilidad de que acudan a las consultas con regularidad.

Sin embargo, las prácticas de salud telemental pueden ayudar a resolver algunos de estos problemas al permitir al paciente buscar y conectar con un médico por videoconferencia desde la intimidad y comodidad de su propio hogar. A pesar de no ser en persona con un médico, está bien documentado que la terapia basada en Internet no sacrifica la calidad de la atención recibida y produce resultados positivos.

Un estudio de cuatro años realizado por el Departamento de Asuntos de Veteranos de EE.UU. (VA) mostró disminuciones significativas en el número de ingresos psiquiátricos y estancias hospitalarias de pacientes que utilizaban servicios de salud telemental. Por término medio, se atribuyó a la salud telemental la disminución de la utilización de hospitalizaciones por parte de los pacientes en aproximadamente 25%. Desde que se han hecho más accesibles los servicios de salud mental mediante el uso de la telesalud, el VA ha documentado casi 500.000 encuentros de salud telemental.2

Un segundo estudio realizado por 20 investigadores en España con pacientes de las Islas Canarias arrojó resultados que demostraban que el tratamiento de telepsiquiatría por videoconferencia era tan eficaz como el tratamiento psiquiátrico en persona y un medio eficaz de prestar servicios de salud mental a pacientes psiquiátricos ambulatorios que viven en zonas remotas con recursos limitados.2

En diabetes El potencial de la telemedicina está alcanzando un punto de inflexión entre médicos y pacientes, y los responsables políticos han empezado a darse cuenta.

En la actualidad, 39 estados cuentan con algún tipo de cobertura y reembolso de los servicios de salud mental prestados por videoconferencia, aunque las políticas estatales de salud mental varían en cuanto a especificidad y alcance.

La concienciación es esencial para la adopción de cualquier nueva tecnología. Ahora que el tema de la salud mental vuelve a formar parte del discurso nacional, no podemos dejar de preguntarnos: ¿no es hora de que la telemedicina y la salud mental formen parte del debate?

1 http://www.apa.org/monitor/2011/06/telehealth.aspx

2 http://www.americantelemed.org/docs/default-source/policy/ata-best-practice—telemental-and-behavioral-health.pdf?sfvrsn=10

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